A 80 años de la invasión de Polonia, que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial, que dejó una huella profunda en Polonía, un pueblo signado por sucesivas tragedias, se siente orgulloso por aquella resistencia y reclama en la actualidad a Alemania una reparación histórica por los daños.

El mundo nunca volvió a ser el mismo desde que las tropas nazis ingresaron a Polonia, el primero de septiembre de 1939, en una guerra relámpago que devastó a este país, que ahora forma parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La joven república polaca fue creada con antiguos territorios del imperio alemán, ruso y austrohúngaro.

Con el fin de tener acceso al mar Báltico, Polonia contaba con el llamado “Corredor de Danzing (de mayoría población alemana)”, que dividía el antiguo territorio prusiano en dos: oriente y occidente.

Conocedor de las debilidades polacas, Hitler comienza en marzo de 1939 a exigir un corredor dentro del corredor de Danzing, para unir los territorios prusianos por una franja extraterritorial de 30 metros de ancho.

Además de un pacto de 1934, que garantizaba la seguridad polaca ante Alemania, Varsovia recibió el apoyo de Francia y Gran Bretaña. Sin embargo, ninguno de estos países podía defender militarmente la soberanía polaca.

La propaganda alemana de aquellos días subrayaba que Hitler quería rescatar 1,5 millón de alemanes “oprimidos por la brutalidad polaca”.

Uno de los principales líderes nazis, Heinrich Himmler, fabrica la excusa perfecta para declarar la guerra a Polonia: presos comunes alemanes y agentes de la SS disfrazados de soldados polacos atacaron una emisora de radio germana cerca de la frontera.

La reacción de Hitler fue brutal. Sin una declaración previa, la blitzkrieg (guerra relámpago mediante el uso de blindados) fue puesta en marcha por los alemanes a las 4.45 de la mañana, mediante la operación conocida como “Plan blanco”, con el objetivo de recuperar los territorios perdidos por Alemania durante la Primera Guerra Mundial.

El ataque se realizó desde tres flancos distintos: al norte desde Prusia oriental, al oeste desde Prusia occidental y por el sur desde Checoslovaquia. Al final del primero de septiembre de 1939, gracias a los tanques y a la aviación de la Luftwaffe, los alemanes ya habían conquistado la ciudad de Danzig. 

Aun así, dieciséis días después de la incursión alemana, la caía de Polonia sería sellada con la invasión por parte de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el 17 de septiembre de ese año. Esto fue posible gracias al pacto de no agresión que habían firmado Stalin y Hitler, el 23 de agosto de 1939, que incluye además una cláusula secreta para repartirse Polonia.

Tras ser dividida por nazis y bolcheviques, Polonia perdió a casi todo su Ejército, estimado en un millón de hombres, mientras su población civil, especialmente la de origen judío, que era importante, comenzaba a padecer la ocupación.

En las primeras semanas de guerra murieron unos 70.000 soldados polacos, unos 130.000 fueron heridos y 700.000 fueron hechos prisioneros de alemanes o rusos. Otros 80.000 lograron escapar hacia Rumanía y acabaron sumándose como tropa extranjera a los ejércitos de Francia y Reino Unido, mientras las pocas unidades que permanecieron en libertad en Polonia pasaban a la lucha clandestina. Tras cinco semanas de heroica resistencia, la rendición fue el 6 de octubre.

Dos días después de la la invasión de Polonia, Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra a Hitler. “Vamos a la guerra porque nos la han impuesto, y no porque la hayamos pedido”, dijo el primer ministro francés, Edouar Daladier.

El primer ministro italiano, Benito Mussolini, a pesar de su pacto con Alemania nazi, no quiso entrar inmediatamente en la guerra, mientras el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, dijo que Washington permanecería neutral en la contienda, a la que finalmente ingresó en diciembre de 1941, tras el ataque japonés a Pearl Harbour.

Los años, el fin de la guerra fría y, más cerca en el tiempo, la incorporación de ambos países a la Unión Europea y la OTAN, abonaron la idea de que Alemania y Polonia habían dejado atrás el conflicto, pero esta situación cambió con la llegada al poder en Varsovia de conservadores y nacionalistas, que mantienen posiciones críticas con la UE y Berlín.

“Polonia no recibió una indemnización adecuada; perdimos seis millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial, mucho más que otros estados que recibieron importantes reparaciones; no es justo, esto no puede seguir así”, volvió a sostener la semana pasada el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.

Esta cuestión ya había sido puesta sobre la mesa en 2017 por el jefe del partido conservador Ley y Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczynski.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201909/388515-a-80-anos-de-la-invasion-nazi-a-polonia-varsovia-no-olvida-y-pide-una-reparacion.html

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