Ana Navajas construye en su primera novela “Estás muy callada hoy” una trama que avanza mientras la narradora elabora el duelo por la muerte de su madre, intenta acompañar a su padre en su soledad y se vincula con sus hijos, marido, hermanos y amigas dando lugar a silencios y espacios en los que encuentra una voz propia.

La autora del libro publicado por el sello Rosa Iceberg contó, en entrevista con Télam, que durante mucho tiempo trabajó como redactora publicitaria y en comunicación institucional, tareas en las que creía hacer lo que le gustaba “de una manera productiva” hasta que finalmente renunció y se dio cuenta que eso “no era escribir, que era un trabajo aburridísimo y fue uno de los detonantes para pasar a escribir lo que tuviera ganas”.

– Télam: En la contratapa Pedro Mairal define el libro como diario ficticio o ficción del yo. ¿Con qué definición coincidís?

– Ana Navajas: Creo que se puede llamar y leer como uno quiera. Empezó siendo un no libro, lo escribí de manera un poco inorgánica a modo de diario, con entradas muy aleatorias que a veces eran pedacitos, otras eran capítulos enteros. Recién al final, cuando lo corregí en el taller de Juan Forn, empecé a tomarlo con un poco más de seriedad y a considerar la posibilidad de publicarlo.

– T: Hay dos personajes que resultan clave en el proceso que vive la protagonista: el hijo menor y la homeópata.

– A.N.: Aproveché a esos personajes para decir cosas de mí de una manera antropológica, porque son cosas que fui pescando de la realidad, no forcé los diálogos, lo que hice fue rescatarlos y ponerlos en determinados lugares para que tengan cierta función.

– T: La protagonista parece sorprenderse con su necesidad de estar sola.

– A.N.: Es una soledad un poco buscada. La escritura llega después de un momento de vacío y soledad: la muerte de la madre, haberse quedado sin trabajo. Ese vacío aparece como condición necesaria para la escritura.

– T: ¿Cómo fue ese proceso creativo?

– A.N.: No lo padecí, me encantó y disfruté mucho corregir. Fueron cuatro años de escritura de los cuales uno fue corregir, lo que implicó también reescribir algunas cosas, ver qué personajes tenían baches. El final apareció muy tarde en el proceso de corrección, no de escritura.

– T: ¿Qué lugar te interesaba darle a lo autobiográfico?

– A.N.: Lo autobiográfico es engañoso porque uno cuando cuenta inventa, o porque miente deliberadamente o porque elige qué contar. La selección, combinación, la edición de los hechos siempre termina siendo una intención. Tiene un montón de elementos autobiográficos. Ningún diálogo que se me ocurra me parece mejor que algo que me dicen mis hijos o que escucho en un bar. Después con eso uno hace una ensalada.

– T: ¿Cómo pensás el trabajo de escritura y la posibilidad de encontrar “un cuarto propio”?

– A.N.: Escribir es la excusa o coartada perfecta para no hablar. A mí no me gusta hablar por teléfono pero te puedo mandar una carta, un mail o mensaje de texto. La escritura es la contracara de no hablar. Nunca tuve un cuarto propio. El otro día me preguntaban cómo escribía y decía que me sentía más una bordadora que una escritora. Esas que llevan el bastidor con la tela y los hilos y en cualquier momento de espera bordan un poquito y lo guardan. Siento que el proceso del libro fue un poco así, porque nunca tuve ni un ritual de escritura, ni un cuarto para escribir, ni un espacio determinado de mi día, iba escribiendo cuando podía: en galerías de verano con un montón de gente alrededor, en sobremesas, sola en mi casa, en el baño, en la fila del supermercado, cuando era eterna. Escribí mucho en el teléfono. Hay gente que planea mucho lo que va a escribir, cómo se va a llamar el libro, si va a ser una novela o ya tiene el final. Me causan muchísima admiración. Yo no tengo la más mínima idea de lo que voy a escribir.

– T: Hiciste talleres durante el trabajo de escritura. ¿Qué te aportaron?

– A.N: Es escribir en comunidad, la escritura es súper solitaria entonces fue muy importante animarme a escribir sobre mí, que siempre me pareció escritura de segunda. Me animé a hacerlo y encontré esa validación que es muy necesaria: la mirada del otro me sirvió muchísimo. Después compartir las lecturas, aprender a corregir a los demás fue súper valioso.

– T: ¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

– A.N.: Este libro lo terminé de corregir este año y hasta último momento estuve forcejeando con la editora porque me decía que lo soltara de una vez. Después me enganché escribiendo un guión que me llevó mucho tiempo. Fue una excusa, tengo mucho vértigo y pienso ahora qué escribo.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/202001/421767-ana-navajas-escribir-es-la-coartada-perfecta-para-no-hablar.html

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