China celebrará este martes el 70mo. aniversario de la fundación de la República Popular, bajo el mando del Partido Comunista (PCCh), y Beijing fue reforzada en el último fin de semana de pruebas del más grande desfile militar realizado en el país.
Sin embargo, los festejos están empañados por las protestas democráticas en Hong Kong y la guerra comercial con Estados Unidos.
Beijing progresivamente se frenó cuando comenzaron las pruebas nocturnas de la parada, a comienzos del mes: los flujos de 700.000 a 800.000 visitantes cotidianos para curas médicas se fueron limitando y las mujeres próximas a dar a luz anticiparon sus internaciones a causa de la circulación limitada solo a los medios autorizados.
En tanto, hay fuertes restricciones para los residentes y los trabajadores alrededor de las áreas sensibles: en la Gongtibei Road, zona de las embajadas de Sanlitun, se pidió a los inquilinos con frentes sobre la calle “no espiar, no sacar fotos o filmar videos” desde el lunes por la noche y todo el martes, consignó la agencia de noticias ANSA.
Muchos restaurantes, negocios y edificios en algunos importantes centros turísticos fueron cerrados este fin de semana para permitir las pruebas del desfile: una medida que se suma a las limitaciones del tránsito, los horarios de operatividad del subterráneo más breves y las desviaciones del recorrido del transporte público.
Además, desde el 20 de este mes rige una prohibición absoluta para cualquier “objeto volador”, entre ellos drones.
Lugares turísticos como la Ciudad Prohibida y la Plaza Tiananmen fueron cerrados al público, junto a hoteles ubicados en el trazado del desfile militar.
Internet, ya censurada por el Great Firewall, está bajo mayor presión y los VPN, las redes privadas virtuales que permiten eludir los obstáculos, funcionan intermitentes como sucede regularmente en los momentos más sensibles que coinciden con el Congreso Nacional del Pueblo, los aniversarios de la represión de plaza Tiananmen y la fundación de la República Popular China.
Al respecto, la investigadora Yaqiu Wang, de Human Rights Watch (HRW) para China, explicó a Europa Press que el gobierno chino fue “perfeccionando sus habilidades censoras en internet, bloqueando webs extranjeras y eliminando contenido que puede ser políticamente sensible”.