Un importante salto en la participación en las elecciones regionales de hoy en Emilia-Romaña, atribuido por analistas a la irrupción del movimiento conocido como “las Sardinas”, lograba frenar según las primeros datos oficiales el crecimiento de la derechista Liga de Matteo Salvini y llevaba tranquilidad al gobierno de Italia.
El gobierno que encabeza el primer ministro Giuseppe Conte enfrentaba una prueba clave con la elección del presidente de la segunda región más rica del país, Emilia-Romaña, en donde la derechista Liga amenzaba en los días previos con una victoria que su líder, Matteo Salvini, pretendía utilizar para hacer caer al Ejecutivo nacional y llamar a nuevas elecciones.
Sin embargo, una participación que casi duplicó a la de las últimas elecciones confirmaba, según las primeras cifras del escrutinio, una ventaja de al menos tres puntos para el candidato de la coalición de centroizquierda y actual presidente regional, Stefano Bonacini.
Los datos iniciales del Ministerio del Interior, con 6% de los votos escrutados a la medianoche italiana, mostraban a Bonacini con 48,2% de los sufragios y a Lucia Borgonzoni, de la Liga, con 45,9%, e indicaban una afluencia de 66,91%, frente a 37,09% de las regionales de 2014.
Según analistas como Livio Gigliuto, de la consultora Opinio Italia, el salto en la participación fue clave para volcar el resultado hacia Bonacini y estuvo motivado principalmente por la irrupción, el 14 de noviembre pasado, del denominado movimiento de “Las Sardinas”, con un fuerte eje anti-Salvini.
Así, el movimiento mayoritariamente juvenil nacido en la capital de Emilia-Romaña, Bolonia, como un dique de contención al crecimiento de la Liga con el himno antifascista “Bella Ciao” como emblema, pasó con creces su primer test ante la opinión pública.
En la misma línea se expresó el Centro Italiano de Comportamientos Electorales, que en un comunicado analizó que la mayor participación se registró en los grandes centros urbanos regionales, con predominio de votantes de centroizquierda.
Gigliuto resaltó apenas conocidas las primeras tendencias el escenario “cerrado pero con ventaja para Bonacini” de las primeras encuestas a boca de urna, así como la performance “muy floja” del Cinco Estrellas.
En caso de una victoria de la Liga, el resultado de esta contienda electoral podía tener consecuencias directas sobre la continuidad del gobierno nacional que encabeza Conte en base a una alianza del Partido Democrático y el Movimiento Cinco Estrellas.
El Cinco Estrellas, en tanto, presentó un candidato propio, Simone Benini, que confirma la poca territorialidad en cada una de las regiones que ha tenido la coalición que gobierna a nivel nacional.
Salvini aseguró durante toda la campaña electoral que, en caso de una victoria de la Liga, buscaría forzar la caída del gobierno para convocar a nuevas elecciones, apoyado por sus aliados de centroderecha como Silvio Berlusconi y Georgia Meloni, con quienes espera romper la hegemonía de la izquierda en la región, que lleva más de 50 años.
Junto a Emilia-Romaña hoy también eligió autoridades la región de Calabria, donde la candidata de una gran coalición de derecha que comanda la Liga, Jole Santelli, se imponía por cerca de 15 puntos según las primeras tendencias sobre el candidato de la centroizquierda, Fillipo Callipo.
La elección calabresa también mostró la división cada vez más evidente de los dos partidos centrales de la alianza que a nivel nacional sostiene a Conte: por un lado, el PD forma parte de la coalición que impulsa a Callipo, mientras que el Cinco Estrellas impulsa a Francesco Aiello, que aparecía sin chances según los sondeos previos.
En Calabria, cerca de 1.800.000 personas estaban habilitadas para elegir al sucesor del actual presidente Mario Oliverio, quien llegó al gobierno regional en 2014 de la mano del PD.