La dirigencia política de Irak perdió hoy otro plazo para nombrar un nuevo primer ministro debido a los desacuerdos sobre cuál es el bloque más grande en el Parlamento, profundizando la crisis desatada hace tres meses que sacude al país con protestas masivas y una represión estatal con cientos de víctimas.
Tras cumplirse anoche un nuevo plazo para nombrar a un sustituto del primer ministro dimisionario Adil Abdul-Mahdi, el Parlamento iraquí se reunió hoy pero la sesión acabó suspendiéndose hasta mañana por falta de quorum, en medio de intensas negociaciones para nombrar al nuevo premier.
Mientras, miles de iraquíes continuaron protestando y bloqueando carreteras hoy en Bagdad y en todo el sur del país, predominantemente chiíta, rechazando a cualquier candidato que pertenezca a grupos políticos que gobernaron el país durante años, informó la agencia de noticias EFE.
Abdul-Mahdi anunció su renuncia el 29 de noviembre y la presentó un día después por escrito en el Parlamento, que la aceptó el 1 de diciembre, empezando entonces a contar el plazo de 15 días que tiene el Presidente del país para nombrar a un sucesor.
Sin embargo, la búsqueda de un candidato que no provenga del gobierno ni de las facciones dominantes, como exigen los manifestantes, y los difíciles equilibrios entre las distintas fuerzas dilataron las negociaciones y finalmente el plazo expiró.
De acuerdo a la Constitución, la principal fuerza del Legislativo está llamada a nominar a un candidato para sustituir al primer ministro.
Sin embargo, se ha desatado una furibunda pelea para determinar cuál es el bloque mayoritario en el Parlamento, e incluso se pidió una aclaración al Tribunal Federal Supremo, que dio ayer una ambigua respuesta: el bloque mayoritario es aquel formado tras las elecciones de una, dos o más listas electorales y cuyos miembros juraron en la primera sesión como el bloque más grande.
El levantamiento sin líderes en Irak sacudió al país desde el 1 de octubre, con al menos 400 personas muertas.
Los miles de manifestantes salieron a las calles para denunciar la corrupción, los servicios básicos deficientes y la falta de trabajo, al tiempo que piden el fin del sistema político impuesto después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003.