La denuncia por violencia de género contra un editor independiente –a la que adhirieron más de 180 escritoras, poetas, libreras y distribuidoras de libros–, a quien además acusan de publicar obras de autoras feministas sin su permiso, reavivó el debate sobre cómo construir espacios libres de violencia y cuál es la noción de justicia del feminismo.

“Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio”, concluye el comunicado que lleva 188 firmas e informa que Martín Carvajal, editor de un sello independiente, “tiene una medida perimetral hacia su hija y su ex pareja desde hace seis meses, fundamentada en las denuncias de violencia física y psicológica hacia ellas”.

Además, se denuncia que el hombre publicó tres libros de autoras feministas, dos italianas y una catalana, sin su consentimiento; incluso una de ellas, Laura Corradi, autora de ‘En el vientre de otra’, firma el comunicado que se leyó por primera vez públicamente en la Feria del Libro Feminista que se realizó el diciembre pasado.

Creo que los feminismos se encuentran en la búsqueda de esas herramientas para construir espacios más sanos

Karina, de la Librería Ritualitos

“Conocimos el caso durante 2019. Nos juntamos a pensar cómo generar espacios donde no sean las denunciantes las que tienen que irse, abandonar trabajos, militancias, y surgió la idea de hacer el comunicado para que la información esté al alcance de cualquiera y cada quien elija qué hacer”, dijo a Télam Karina, de la Librería Ritualitos.

En este caso “la situación era urgente y buscaba la protección de la denunciante a la vez que interpelar a lo colectivo. Creo que los feminismos se encuentran en la búsqueda de esas herramientas para construir espacios más sanos”, agregó.

Aunque con sus propios debates, el grupo de editoras, libreras y autoras que hizo la denuncia recogió la experiencia de las “trabajadoras de la palabra” que tras realizar varios encuentros durante 2019 derivó en la conformación de la colectiva Sangría.

“Después de la denuncia de Actrices Argentinas contra Juan Darthés se creó un grupo de Facebook que en un día tuvo 2.500 miembros. Ahí empezaron a exponerse situaciones de violencia y abusos en nuestros ámbitos”, recordó Laura, de Sangría.

En enero de 2019 realizaron una primera reunión a la que asistieron unas 60 participantes, entre ellas una joven escritora que denunció haber sido acosada por Damián Ríos, uno de los dueños del sello Blatt&Ríos reconocido en el ambiente editorial.

“Cuando llegó la Bienal de Arte Joven, Ríos era parte del jurado y esta compañera quería participar, pero su presencia la limitaba, entonces decidimos sacar una comunicado pidiendo a la organización que lo aparte y juntamos 600 firmas. Finalmente se lo apartó”, detalló Laura.

La activista contó: “Luego comenzamos a visibilizar testimonios sin poner los nombres, describiendo situaciones para dar cuenta de lo estructural del problema y para evitar que se personalice porque aislando a un sujeto no se resuelve la desigualdad; nosotras queremos generar espacios donde estos temas se hablen y se pueda construir y pensar colectivamente”.

El debate sobre cómo generar ámbitos libres de violencia y qué se entiende por justicia se multiplica entre los feminismos.

“La justicia es un valor pero también es un proceso institucional. Lo difícil es pensar formas de justicia por fuera del punitivismo, sobre todo cuando está tan internalizado que el punitivismo es una forma legítima de corregir”, sostuvo la abogada Sabrina Cartabia.

“Necesitamos formas sociales para regular las relaciones humanas, eso no quiere decir renunciar totalmente al derecho penal porque hay casos en los que es necesario, pero tenemos que desarrollar formas de justicia hacia el interior de los espacios y movimientos”, detalló la letrada.

Lo difícil es pensar formas de justicia por fuera del punitivismo, sobre todo cuando está tan internalizado que el punitivismo es una forma legítima de corregir

Sabrina Cartabia

Para Cartabia, “el primer paso es tener un diálogo social serio y para eso tenemos que entender que no se trata de una persona que en un momento se salió de la vaina y le pegó a una mujer, sino que tiene que ver con la forma en la que nos socializamos, por eso es tan importante la aplicación de la ESI”.

“La justicia no es el castigo, justicia sería que las niñas, adolescentes y adultas vivan un mundo libre de violencia, El tema es qué hacemos cuando el daño ya se hizo y ahí vuelve la pregunta: ¿es posible llevar adelante un reclamo en términos feministas con las mismas herramientas del patriarcado?”, se cuestionó.

Sobre los procesos que llevaron a estas denuncias públicas, la abogada celebró que se generen “formas de autocuidado y autodefensa feminista, que no sólo implica aprender a defenderse de una agresión física, sino a organizarnos en forma colectiva tanto para reclamar un cambio legislativo como para cuidarnos dentro de un espacio”.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/202001/421275-denuncia-violencia-de-genero-justicia-feminismo.html

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