En “¡Arroja la bomba!”, la ensayista y periodista Vanina Escales compone un retrato en clave feminista sobre Salvadora Medina Onrubia, la poeta, periodista y anarquista cuya vida y producción literaria se leyó más en la historia de otros que en la propia, y de este modo recapitula la biografía de una mujer que, díscola a su tiempo, prefirió elegir la cima antes que el deber.
Loca, excéntrica, esposa “de” y anarquista millonaria -a partir de su matrimonio con Natalio Botana, fundador del Diario Crítica, que ella dirigió tras su muerte-, abuela del dramaturgo Copi, amiga de Alfonsina Storni, Medina Onrubia es más conocida por etiquetas ajenas que por su propio trabajo en los medios y sus obras literarias: al desarmar esos estereotipos, este libro se propone reconstruir una genealogía feminista libertaria.
Es en esa memoria donde Escales -licenciada en Comunicación Social por la Universidad de Cuyo- indaga a través de entrevistas y mucho material de archivo, para echar luz sobre una biografía (Salvadora escribió a principios de siglo XX de lesbianas, aborto y descentradas, parafraseando el título de su obra más conocida, “Las descentradas”), pero también sobre las tensiones y movimientos de una época.
– Télam: ¿Cómo pensaste esta biografía?
– Vanina Escales: No me gusta la figura del héroe ni de la heroína, no creo en ese tipo de construcción de liderazgos ni en la jerarquía que lleva implícita. Entonces, comencé a pensar a Salvadora como un síntoma, un problema, la muestra de un malestar de buena parte de la sociedad de su época. Una pregunta que recorre el libro es qué hace una con la época que le toca. La respuesta para Salvadora tiene actualidad en tanto esa época está en el suelo de esta y muchos malestares persisten, no solo en lo que respecta a garantizar derechos, sino en la estigmatización de sectores, en la búsqueda de expulsión a otros, en la utilización de la categoría terrorista para grupos disidentes, por ejemplo.
– T: Decís que es una “feminista libertaria con sello de iconoclasta”. ¿De qué modo lidió con los esquemas de su tiempo?
– V.E.: Se identificó con el anarquismo porque vio en ese sistema de ideas que su sentido de la justicia social, lo que creía que debía ser la libertad y su carácter iconoclasta, hacían un maridaje ideal. También se unieron personalidad e ideología. Al mismo tiempo tuvo una virtud muy elogiable y es que nunca se calló ante una injusticia. “Fue una mujer decidida”, como dijo (Polo) Lugones, jefe de la Policía en la dictadura de Uriburu, cuando fue detenida.
– T: ¿Y en la literatura?
– V.E.: “Las descentradas” se adelantó al feminismo de la segunda ola, cuando escenificó desigualdades en los roles sociales asignados a los personajes por lo que hoy llamamos género. Fue una gran lectora de problemas sociales, con fuertes intuiciones sobre dónde estaban esos nudos y con mucho hastío por el caretaje: todo el tiempo denunció el teatro social.
Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201911/411069-vanina-escales-literatura.html