Los trajes de los astronautas que llegaron a la Luna en la misión Apolo XI fueron diseñados y confeccionados por una empresa de corpiños, elegida por la NASA por su experiencia en el desarrollo de prendas móviles y resistentes, recordó en un especialista argentino que trabaja para la agencia espacial.
“Fueron cerca de tres años de un trabajo artesanal y a medida” el tiempo que le llevó a esta compañía que se dedicaba a la confección de corpiños y fajas a desarrollar los trajes espaciales, contó el ingeniero aeroespacial argentino Pablo de León a Télam.
El especialista, que desarrolla trajes para la NASA y es director del Laboratorio de Vuelos Espaciales Tripulados de la Universidad de North Dakota (Estados Unidos), recordó que los trajes para el Apolo se empezaron a diseñar “casi inmediatamente” después que el ex presidente John F. Kennedy anunciara en 1962 que el objetivo iba a ser llegar a la luna antes del fin de la década.
“Casi de inmediato hubo un montón de llamadas de la NASA a diferentes empresas para construir las distintas partes que hicieron posible la misión: cohetes, sistemas de control de misión y una de ellas eran los trajes”, describió. Para eso se presentaron varias compañías con sus diseños pero a la agencia espacial “no les convencía porque eran rígidos”, indicó.
“En la segunda tanda de pruebas se presentó la compañía International Latex Corporation (ILC) que fabricaba corpiños y fajas para mujeres, con experiencia en el desarrollo de prendas que tenían que ser móviles y resistentes”, subrayó de León. Así fue como ILC ganó la competencia por el mejor traje espacial y la NASA se lo encargó, un contrato que luego dividió con otras firmas para fabricar también la mochila de soporte vital.
Fueron tres los trajes que recibieron Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins: para entrenamiento, prueba y vuelo. Al regreso de su viaje por la luna, los trajes espaciales “fueron inspeccionados cuidadosamente por la NASA: se les tomaron rayos X y se vio lo hostil que era el ambiente lunar a las telas”, dijo de León.
“La luna, al tener una ausencia de erosión, tiene partículas extremadamente cortantes y muy filosas que podían dañar las fibras de los trajes”, explicó el especialista y agregó que si los astronautas hubiesen permanecido más tiempo allí los trajes habrían tenido “fallas catastróficas”. Por eso como el objetivo de la próxima misión a la luna será para una estadía prolongada, el diseño del traje espacial será diferente tanto desde los materiales como la confección.
“Uno de los desafíos es encontrar telas y sistemas mecánicos que mantengan el polvo lo más separado posible del traje de astronauta, lo cual no es una cosa sencilla”, afirmó el ingeniero argentino. Agregó que se están explorando diferentes técnicas, y una es cubrir el traje con una cubierta exterior, como una capa descartable, para proteger las fibras de los trajes.
También será distinto la forma de trabajar en el diseño. De León contó que en los años 60 se trabajaba con un tablero de dibujo, lápiz y tinta, “mientras que ahora se diseña todo programas muy avanzados”, resaltó.
Otro tiene que ver con las diferentes formas de ingresar al traje, sostuvo. “Los trajes de Apolo tenían un cierre que iba prácticamente de la parte trasera del cuello hasta abajo de la cola, y ese cierra era
muy complicado”, describió.
Para las próximas misiones, continuó el especialista, “se está pensando en utilizar sellos neumáticos que utilizan un anillo de goma o varios que producen una hermeticidad y permitirían que los astronautas lo pudieran usar más veces sin tener que estar sufriendo esta posible falla cada vez que lo abren o lo cierran”.