
Ciudades aisladas, pérdidas millonarias, advertencias sobre amenazas a la seguridad alimentaria y problemas en el abastecimiento de combustibles, gas y agua configuraban el dramático panorama en el que se hundió Ecuador tras la rebelión popular contra las medidas de ajuste económico anunciadas hace once días por el gobierno.
Desde el 1 de octubre, cuando el presidente Lenín Moreno eliminó el subsidio a los combustibles para acceder a un crédito del Fondo Monetario Intenacional (FMI) y se dispararon los precios de las naftas de mayor consumo, se sucedieron las protestas de los movimientos indigenistas, sindicatos y movimientos sociales, en medio de denuncias sobre la violencia de la represión policial.
El diario El Comercio publicó hoy en su edición digital un amplio informe acerca de la situación creada en el país a causa de este conflicto, con informes basados en fuentes empresariales, sindicales e independientes que ponen en evidencia la magnitud la crisis.
En Carchi, Imbabura, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo y Azuay comenzaron a escasear insumos básicos, al punto de que la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas advirtió que el bloqueo de las vías “ha afectado la seguridad alimentaria” del país.
El sector lácteo denunció pérdidas por 3,6 millones de dólares desde el inicio de las protestas, mientras la Unión de Productores de Huevos se declaró en emergencia y los productores de flores declararon su temor de caer en la ruina.