Originalmente escrita por James Rado, Gerome Ragni y Galt MacDermot, la obra se estrenó en Broadway en 1968 luego de haber pasado por salas menores de Nueva York y llamó la atención por sus planteos iconoclastas acerca de las formas del amor libre, el uso de las drogas, la cultura de la paz y la vida comunitaria como reflejo de realidades coyunturales de la sociedad urbana estadounidense.
Fue un gran éxito en todo Occidente y en Buenos Aires hubo una versión emblemática estrenada en 1971 en el teatro Argentino, de la calle Bartolomé Mitre al 1400, en la que los jóvenes eran Valeria Lynch, Rubén Rada, Horacio Fontova, María José Demare, Carola Cutaia y Mirta Busnelli, en medio de un auténtico batallón de hippies verdaderos, en paralelo con un gobierno militar y una censura muy atenta.
Ese cambio de década estaba marcada por el Mayo francés, la muerte del Che en Bolivia y Martin Luther King y Bob Kennedy en Estados Unidos, la aparición de guerrillas urbanas en el sur del continente, la píldora anticonceptiva que revolucionó la vida sexual y, sobre todo, la rebeldía contra la guerra en la ex Indochina en la que miles de estadounidenses volvían a su país en funcionales ataúdes.
De eso hablan los chicos de “Hair”, unos rebeldes muy particulares que despreciaban la violencia tanto como al gobierno de su país y las costumbres de las generaciones precedentes, entre ellos un líder vehemente (Diego Rodríguez), ocupado en seducir a mujeres y hombres, una lideresa que sería su contrapartida (Eugenia Gil Rodríguez) y un romántico con dudas (Agustín Ianone) que es convocado por el ejército para ir a la guerra.
Hay también una embarazada ingenua (Mariel Percossi) enamorada de un hombre que ni la mira -y que quizá sea el padre de su criatura-, un afrodescendiente que reinvindica su origen (Emanuel Ntaka), una romántica que se siente poco apreciada por sus amores (Belén Ucar) y algunos otros personajes que confirman que aun entre los hippies y en épocas idealizadas el machismo era moneda corriente.
Considerada la primera ópera rock de la historia, “Hair” desarrolla sus historias alrededor de una treintena de canciones, algunas más conocidas que otras, pero tiene ventajas sobre otros ejemplos del género como “A Chorus Line” porque su dramaturgia está mejor armada, es menos predecible, y el director Gorlero la adapta sin traicionar su locación original aunque incorpore algún lunfardismo.
Hay algo viejo en la irrupción de los Hare Krishna sobre el final del primer acto, pero en cambio hay momentos de humor muy disfrutables, como la inclusión de esa invitada especial que no pertenece a la “tribu” y de la que Sergio Di Croce hace una verdadera creación, tanto en los diálogos como en su sorprendente momento cantable.
“Hair” se ofrece en Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131, de viernes a domingos a las 21.