La Corte Suprema de Brasil decidió que la homofobia es equivalente al racismo y por tanto debe tratarse en los tribunales como un delito penal similar, a la vez que declaró “omiso” al Parlamento, que jamás ha legislado sobre el asunto.
La sentencia fue dictada en la sexta sesión que el Supremo le ha dedicado al asunto desde fines del año pasado y tanto era esperada por los colectivos LGTBI+ como se prevé será una complicación para el gobierno de Jair Bolsonaro, un declarado homofóbico.
Por lo pronto, los colectivos LGTBI+ consideraron a la medida como “histórica” para un país en el que al menos una persona es asesinada cada día por los prejuicios que persisten sobre la orientación sexual, según consignó la agencia EFE.
El tema fue tratado pedido del Partido Socialista Brasileño (PSB), que denunció una “omisión del Parlamento” en un asunto vinculado a los derechos humanos que, pese a haber diversos proyectos de ley en ese sentido, se mantenían hasta ahora todos trabados por las presiones de los sectores más conservadores de la sociedad.