La solicitud se realizó en el juicio oral seguido contra Valdemar Loza, alias “El Tío”; Gabriel Ignacio Abdala, José Luis Paniagua y Alex Juan Frank, quienes llegaron a debate acusados como coautores del delito de transporte de estupefaciente agravado por el número de participantes y en el caso del primero se agrega la figura de almacenamiento.
Los cuatro acusados fueron detenidos el 17 de diciembre de 2017 en un galpón ubicado en la calle Talcahuano al 1.200 de la localidad bonaerense de Villa Madero, donde se secuestraron 861 kilos de cocaína, mientras que otros 305 kilos más fueron incautados de la casa de Loza, en Junín al 500 de la vecina localidad de Tapiales.
El operativo, realizado en conjunto por Gendarmería y Policía Federal, se denominó “Ave Rapaz” porque la droga tenía el sello de un águila.
En un juicio que se realiza en Salta, donde se originó la pesquisa, el fiscal federal Carlos Amad pidió para Loza una pena de 25 años de prisión, mientras que para Abdala, Paniagua y Frank solicitó 20 años de cárcel y el decomiso de las sumas de 280.000 dólares, tres camionetas y otros vehículos de la banda.
Respecto de la droga, pidió su destrucción y afirmó que “equivale a un total de 7.127.000 dosis umbrales, lo que alcanzaría para afectar a los habitantes de las provincias de Córdoba, Santa Fe y San Luis”.
Al describir a la organización, explicó que “tenía el soporte estructural y la logística necesaria para llevar a cabo no sólo el transporte, sino también la comercialización de la droga, con ramificaciones en todo el país y conexiones en el exterior, principalmente en Bolivia, pero también en España, Italia y Perú”.
Al referirse a los roles que tuvieron cada uno, Amad apuntó a Loza como el principal responsable en la planificación de la maniobra, pues mantuvo contacto con un hombre en Bolivia, con antecedentes de narcotráfico, con quien acordó la obtención de la droga.
Asimismo, señaló que luego coordinó el transporte de la droga desde la frontera a Buenos Aires, lo que quedó registrado en las intervenciones telefónicas y las tareas de inteligencia.
Inclusive, recordó las vinculaciones con otros dos hermanos, José y Erwin Loza, quienes fueron detenidos tiempo después y deberán enfrentar otro juicio oral por enviar droga a España en camionetas 4×4 y en cargamentos de pescado congelado y por lavado de activos.
Además, indicó que no hay dudas de que los cuatro acusados estuvieron vinculados entre sí, ya que así surge de las escuchas telefónicas.
Al respecto, citó una serie de mensajes que se enviaron entre sí los acusados, en los cuales, por ejemplo, todos hicieron referencia al conteo de los paquetes de droga.
“Amigo, ya vamos, son 820 facturas. Serían 328 gringas”, decía uno de ellos, mientras que en otro Abdala fue advertido de que había que hacer un recuento y que había “817”, número que equivale a la cantidad de paquetes de drogas que se halló en el galpón de la calle Talcahuano.
Por otra parte, señaló una serie de mensajes incriminatorios que Frank mantuvo con otro implicado. Al respecto, repasó algunos de ellos: “Esta carga viene sucia, ¿ vos sabes algo?”, “Me voy a mover de noche”,”Dónde te agarren los milicos vas en cana”, “Si yo no hice nada. La carga la conseguiste vos y el que reniega con esta mugre soy yo”.
Por su parte, las distintas defensas no desconocieron la materialidad de los hechos, pero como parte de sus estrategias plantearon una serie de nulidades en torno del accionar de las fuerzas en los distintos procedimientos.
El juicio, realizado por los jueces Abel Fleming, Domingo Batule y Marcelo Juárez Almaraz, pasó a un cuarto intermedio hasta el lunes, cuando se dará a conocer el veredicto.