Los músicos Richard Coleman y Andrea Álvarez ofrecerán el próximo sábado un espectáculo conjunto en un local del barrio porteño de Palermo, que bajo el título “El rock ha muerto ¡Otra vez!” invita, desde la ironía, a una reflexión sobre la actualidad del género y las teorías que se lanzan al respecto.

“Cuando dijimos que el espectáculo tenía que tener un nombre, un concepto que abarque todo, se me ocurrió ‘La muerte del rock’. Fue espontáneo. Ella se rió y me di cuenta que la cosa iba por ahí. Después lo estilizamos un poquito porque Andrea me dijo que era algo muy solemne y es cierto que si hay algo que mata al rock, es la solemnidad. Me pareció un gran tema de conversación”, explicó Coleman.

“La muerte del rock me pareció que era nuestro tema. Nunca habíamos hablado del tema pero me lo dijo como si me estuviera confesando que estaba repodrido que hablen de ese tema. Y a mí también me pasa eso. Me agota ver cómo utilizan la palabra rock para calificar o descalificar. Y esa utilización viene por parte de gente que no escucha rock. Es imposible hablar de la muerte del rock cuando el rock ya pasó a otra categoría, es un clásico”, completó Álvarez.

Télam: ¿No resulta contradictorio que se hable de la muerte del rock cuando, en realidad, es una palabra que trasciende lo musical y refiere a un estado de rebeldía?

Richard Coleman: Es extraño decir que se acabó algo que le da sentido a nuestras vidas, pero yo creo que es tiempo que se muera un poco el rock. La rebeldía pasa por otro lado hoy y está bien. Estaría muy equivocado si esperara que un pibe de 20 años encuentre su voz, su grupo de identidad, en el mismo lenguaje que manejo yo. Algo estaría mal porque se trata de que haya un quiebre, una transgresión. El rock ha muerto otra vez y eso no quiere decir que se acabó, porque desde que yo empecé a tocar, la muerte del rock se decretó al menos una decena de veces. La primera que viví fue con el advenimiento del punk, que mató al rock sinfónico.

Andrea Álvarez: El rock significa molestar a alguien y eso implica una valentía. Y hoy, para sobrevivir, para llenar la heladera, tenés que ser bastante cobarde, amoldarte a la necesidad del mercado. La definición de rock traspasa todo, no pasa por la ropa ni nada de eso. Si tenés que explicarlo mucho, no es. Pero es cierto que no tiene por qué el rock definir a la juventud del momento. Cada tiempo tiene su música y hoy hay otras urgencias que no tienen que ver con las del rock. Hay otras expresiones que responden a las urgencias del momento.

T: ¿Que factor afecta más al rock, el mercado y los cambios en el consumo o la corrección política?

RC: Eso último es mortal. Es la muerte del arte. Pero la corrección política, en las nuevas generaciones, la veo en otro lado. Yo la llamaría complacencia, que es algo igual o peor que la corrección política. No sé si es que se han quedado sin algo novedoso para hacer o es una actitud de comodidad, que es lo más probable. Mucha canción sin contenido, que no cuentan nada. Falta molestar más.

AA: Para mí, la corrección política va en contra de lo que debería ser un ser humano. Estamos en un momento en donde te dicen desde afuera que te portes bien. Hay una necesidad de aleccionar. Es muy loco. Por un lado se declara una libertad para un montón de cosas pero por otro se alecciona. Lo gracioso es que te explican cómo tenés que ser cuando vos siempre lo fuiste. Es un tiempo muy loco para la gente de nuestra generación que vivió el pasado del rock, el origen, los cambios y, a la vez, tiene futuro. Richard y yo somos sobrevivientes de muchos cambios y, a la vez, tenemos muchos proyectos que están lejos de ser antiguos, obsoletos o abrazados a un pasado o a una melancolía. Eso es lo que nos une. Cada uno en su estilo, pero somos dos rockeros.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201908/387927-richard-coleman-andrea-alvarez-rock-show-musica.html

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