Tras la reactivación de la guerra de aranceles entre Estados Unidos y China, el comercio bilateral mostró por primera vez signos de contracción, que se suman a una caída de la demanda interna en la potencia occidental, según advirtieron reconocidos analistas y especialistas del sector.
Cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, decidió iniciar una escalada arancelaria con su rival y socio asiático, afectó a casi la mitad de las importaciones chinas. Beijing, en cambio, respondió imponiendo impuestos extras a casi todas las importaciones norteamericanas.
Esta guerra creció durante toda la segunda mitad del año pasado -hasta que Trump y su par chino, Xi Jinping, acordaron una tregua en diciembre, cuando se encontraron en Buenos Aires-, pero no llegó a afectar al crecimiento constante de este intercambio comercial.
Mientras que el año pasado las exportaciones chinas a Estados Unidos crecieron un 7%, en el primer trimestre de este año, cayeron un 9%, según datos oficiales citados por la cadena británica BBC.