En respuesta, manifestantes lanzaron piedras y prendieron fuego a un pequeño puesto policial y a dos motos del cuerpo de seguridad. Las calles que entran y salen del barrio quedaron sembradas de adoquines, cartuchos de gas y vidrios rotos.
“Estamos protestando contra esta nueva ley de ciudadanía. Nos están diciendo que si no tenemos prueba (de nacionalidad), nos van a echar de la India”, dijo el joven Mohammad Shehzad a la cadena CNN.
También se informó de protestas contra la ley, que fue aprobada por el Parlamento la semana pasada, en los estados de Bengala Occidental, Kerala, Karnataka y en numerosas ciudades de la potencia demográfica y económica asiática.
El domingo pasado, una marcha de estudiantes en la Universidad Jamia Millia Islamia, de Nueva Delhi, derivó en violencia cuando manifestantes prendieron fuego a tres colectivos.
La policía respondió con balas de goma y gases, y videos subidos a Internet mostraron a agentes persiguiendo a jóvenes desarmados y golpeándolos con sus bastones dentro de la universidad, en la que predominan los estudiantes musulmanes.
Policías también irrumpieron ayer a bastonazos y tirando gases en la Universidad Musulmana Aligarh del norteño estado de Uttar Pradesh, donde hirieron a cinco participantes de una protesta, dijo el vocero de la universidad, Rahat Abrar.
El vocero de la policía de ese estado, Sunil Bainsla, rechazó las acusaciones de brutalidad policial, a las que calificó de “mentiras”.
La respuesta policial a las manifestaciones, que comenzaron la semana pasada en el norte del país y se extendieron al resto, también ha desatado un mayor descontento con la Enmienda de la Ley de Ciudadanía.
La norma beneficia a hindúes, cristianos y miembros de otras religiones minoritarias en India que están en el país de manera ilegal pero pueden demostrar que son perseguidos en Bangladesh, Pakistán y Afganistán, naciones de mayoría musulmana.
La ley no aplica a los musulmanes.
El partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), del primer ministro Narendra Modi, ha defendido la ley como un gesto humanitario.
Pero la oposición y grupos de derechos humanos dicen que la ley pretende transformar a la India en un país centrado en los hindúes, al hacer de la religión una base para obtener la ciudadanía, pese a que la Constitución establece el carácter laico del Estado.
Modi acusó hoy a la oposición de esparcir mentiras sobre la ley y de crear una atmósfera de miedo en la comunidad musulmana, que supone el 14 % de la población india, de 1.300 millones de habitantes. El 80% profesa el hinduismo.
“Ningún ciudadano del país se verá afectado por esta ley. La ley que hicimos es para las minorías perseguidas en países vecinos”, todos ellos de mayoría musulmana, dijo el premier en un acto en el estado de Jharkhand, en el este de la India.
La presidenta del histórico Partido del Congreso, Sonia Gandhi, acusó al gobierno de querer implantar una norma que “no es aceptable para la gente” y pidió que sea revocada.
Las protestas coinciden con una represión sin precedentes en Cachemira, la única región india de mayoría musulmana, a la que el gobierno revocó su semiautonomía estatal y sus protecciones constitucionales especiales en agosto pasado.
Desde entonces, el Ejército ha militarizado la región himalaya e impuesto restricciones a los movimientos y comunicaciones.
Separatistas islamista radicales apoyados por Pakistán intentan independizar la región desde 1989, en un conflicto que ha dejado miles de muertos.