El mandatario intenta lograr desde los comicios del 9 de abril los apoyos necesarios para crear un Ejecutivo con una mayoría simple de al menos 61 diputados -de 120-, pero sigue sin garantizarse el apoyo de uno de los socios fundamentales, el ex ministro de Defensa y líder del partido ultraderechista Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, que no cede en sus demandas.
El principal obstáculo es un proyecto de ley para el reclutamiento en el servicio militar de los judíos ultraortodoxos, que Lieberman exige que se apruebe al pie de la letra, mientras dos formaciones religiosas -también necesarias para la coalición de derecha religiosa que trata de montar Netanyahu- se oponen tajantemente a la legislación.
Ante las trabas, el partido Likud de Netanyahu impulsa un proyecto de ley para disolver el Parlamento que ya ha sido aprobado en primera lectura con el respaldo de sus socios de derecha y religiosos y el rechazo de la oposición, que exige que, si no logra formar Gobierno, permita que el presidente, Reuven Rivlin, encargue su formación a otro político, en vez de disolver la Cámara y convocar comicios.