La millonaria pérdida de ingresos estimada por la estadounidense Broadcom, una de las mayores fabricantes mundiales de chips, es una nueva muestra de que el veto del presidente Donald Trump a Huawei no solo golpea a la empresa china sino también a la industria local, y sus consecuencias amenazan las relaciones de China con otros países.
La fase tecnológica del enfrentamiento de Trump con China, con la campaña internacional contra Huawei como ariete, podría tener serias consecuencias en países como el Reino Unido, mientras que la pata comercial de la disputa amenaza con agujerear la economía doméstica.
Esto último quedó de manifiesto hoy, cuando firmas como Walmart, Levi, Gap y otras 658 entidades norteamericanas le pidieron a Trump que evite una escalada en la “guerra comercial”, en una carta en la que advirtieron que la imposición de nuevos aranceles al gigante asiático reduciría el PBI estadounidense en 1% y costaría más de 2 millones de empleos.
En el plano tecnológico, esta disputa mostró hoy sus consecuencias con la previsión a la baja de Broadcom, que prevé perder 2.000 millones de dólares en sus ingresos anuales por la prohibición de venderle sus procesadores a Huawei.
La empresa, según informó su CEO Hock Tan, percibió en el segundo trimestre fiscal 900 millones de dólares directamente de Huawei, que usa sus chips para smartphones y estaciones de redes, y fue la primera en cuantificar los daños que vendrán.