Japón cierra hoy la era Heisei (paz) del emperador Akihito, el período más pacífico del país en su reciente historia, y abrirá mañana la era Reiwa (bella armonía) con el sucesor Naruhito, el primer relevo en vida en el Trono del Crisantemo en dos siglos.
La última vez que hubo una abdicación imperial en Japón fue el 7 de mayo de 1817, cuando lo hizo Kokaku. Los emperadores de entonces no solían superar los 40 años al frente del Trono del Crisantemo, pues fallecían jóvenes o eran forzados a abdicar.
Akihito, de 85 años, anunció el 8 de agosto de 2016 que por su avanzada edad y su quebrantada salud le resultaba difícil cumplir con sus funciones, pero no anunció oficialmente su deseo de abdicar, porque la ley de entonces no lo permitía.