El derechista Partido Popular (PP) se negó tajantemente a facilitarle al presidente en funciones, el socialista Pedro Sánchez, una coalición de gobierno entre su partido y Unidas Podemos (UP), por considerarlo “letal” para España y un “suicidio” para los conservadores.
En tanto, el liberal Ciudadanos también se negó a apoyar un gabinete de socialistas con “populistas”, en alusión al espacio liderado por Pablo Iglesias.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, se reunió hoy por separado con el presidente del PP, Pablo Casado, y la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en busca de combinaciones parlamentarias que le permitan repetir como jefe del Ejecutivo tras las elecciones del 10 de noviembre.
Tras reunirse con Sánchez, Casado dijo que en esta conyuntura “nadie entendería” que su partido se abstuviese en una votación para facilitar la investidura de Sánchez.
El PP, dijo Casado, no puede ser el partido que “blanquee” el pacto de gobierno entre PSOE y UP, y mucho menos cuando los socialistas están en conversaciones con los independentistas catalanes de ERC (izquierda republicana) como parte de la estrategia socialista para conseguir la investidura de Sánchez.
A Arrimadas Sánchez le pidió el voto favorable para impedir que su investidura como presidente dependa de los soberanistas y que los independentistas catalanes de ERC (izquierda republicana) sea “determinante”, explicó la portavoz parlamentaria socialista, Adriana Lastra, citada por la agencia de noticias EFE.
En tanto, tras el pedido a Ciudadanos, Arrimadas le planteó a Sánchez llegar a un acuerdo de gobernabilidad moderado y estable que implicaría a PSOE, PP y Ciudadanos (221 diputados en total), para evitar acuerdos con UP y minorías de nacionalistas e independentistas.
Sánchez ganó los comicios del 10 de noviembre, dos días después, firmó un acuerdo de gobierno de coalición con el líder Pablo Iglesias y sumó 155 diputados en el Congreso.
Sin embargo, el número es insuficiente, ya que la mayoría absoluta es de 176 diputados.
Sánchez necesita, para ser elegido presidente del gobierno en una votación de investidura, el apoyo o al menos la abstención de otras fuerzas políticas.
El PP y Ciudadanos se negaron sistemáticamente a facilitar un gobierno de Sánchez y la UP, razón por la que los socialistas comenzaron a negociar con ERC a finales de noviembre, cuya abstención, con 13 diputados, sería clave.