En su tradicional y maratónica conferencia de prensa anual, esta vez desde Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, relativizó el juicio político contra su par estadounidense, Donald Trump, coqueteó con la posibilidad de reelegirse nuevamente para seguir en el poder más allá de 2024 y advirtió sobre el peligro de revivir una carrera armamentística con Estados Unidos si no firman un nuevo acuerdo bilateral.
“Usted plantea la pregunta como si la presidencia de Trump estuviera terminando. Precisamente, yo no estoy tan seguro de ello”, le respondió Putin a un analista estadounidense y le recordó que el juicio político “aún tiene que pasar por el Senado, donde los republicanos, por lo que yo sé, tienen una mayoría”.
“Difícilmente los representantes de su partido querrán apartarlo del poder por motivos, bajo mi punto de vista, absolutamente fabricados”, agregó, citado por la agencia de noticias EFE.
Pese a este aparente apoyo a su par estadounidense, al que la oposición norteamericana también lo acusa de haber complotado con el gobierno ruso para ganar las elecciones presidenciales de 2016, Putin marcó sus principales diferencias hoy con Washington.
Una de las más importantes es el apoyo a mantener el Nuevo START III, el tratado que aprobaron Barack Obama y Dmitri Medvedev en 2010 y vencerá en 2021 para limitar el desarrollo de armamento estratégico ofensivo.
Trump ya se retiró de otros acuerdos bilaterales centrales para el desarme bilateral tras el fin de la Guerra Fría y nadie descarta que, de ser reelecto en noviembre próximo, no siga profundizando esa política de desarrollo militar.
“Si no hay un START III, entonces no habrá nada en el mundo que impida una carrera armamentista, y bajo mi punto de vista eso es algo malo”, advirtió Putin, frente a un proceso de negociación que debería empezar en los próximos meses.
El mandatario ruso también criticó la relación de apoyo y críticas de la Casa Blanca a algunos de sus antiguos aliados, especialmente Ucrania.
Frente a casi 2.000 periodistas rusos y extranjeros, Putin repasó sus 20 años en el poder -como presidente y primer ministro ya que la constitución solo permite dos mandatos presidenciales consecutivos- y recordó los momentos más difíciles que le tocó atravesar.
En especial, destacó dos: “los ataques terroristas en Moscú y Beslan en 2002 y 2004”.
El 23 de octubre de 2002 un grupo de milicianos chechenos irrumpieron en el teatro de Dubrovka en la capital rusa y tomaron a todos los espectadores y los artistas como rehenes durante tres días, hasta que un grupo de élite de las fuerzas de seguridad entraron al edificio e iniciaron un enfrentamiento armado.
Mataron a todos los atacantes, pero también murieron muchos civiles. En total hubo 130 víctimas fatales.
El 1 de septiembre de 2004 un grupo de 30 milicianos islamistas entró a una escuela en la ciudad de Beslan, en la región de Osetia del Norte, en el suroeste del país, y mantuvo como rehenes a 350 personas, entre ellas 186 niños, durante tres días, sin agua ni comida.
Después de varias explosiones y momentos de violencia, fuerzas de élite, tropas del Ejército y policías con helicópteros de combate y hasta un tanque atacaron la escuela y mataron a todos los atacantes y, muchos creen, a rehenes y fuerzas de seguridad. En total, 334 fallecieron, entre ellos 318 rehenes, incluidos todos los niños.