“Después de que haya regresado una relativa calma al centro de Beirut, el balance hasta ahora es de 54 ciudadanos heridos y tratados en el lugar, mientras que 36 de ellos fueron trasladados a los hospitales de la región para recibir tratamiento médico”, informó hoy la Defensa Civil libanesa en su cuenta de Twitter.
Poco después, las fuerzas de seguridad libanesas aseguraron en sus redes sociales que al menos 20 de los heridos internados son oficiales, según la agencia de noticias EFE.
La tensión comenzó a escalar en la tarde del sábado, cuando un grupo de jóvenes enmascarados, que medios locales identificaron como militantes de los partidos chiitas Hezbollah y Amal, atacaron con piedras y petardos a fuerzas de seguridad desplegadas en el centro de Beirut, cerca de la plaza donde se concentran desde octubre manifestantes opositores que exigen un cambio político en el país.
El viernes, el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, había pedido a sus seguidores en un discurso televisado que “sean pacientes y controlen sus nervios”. Sin embargo, también aseguró que “el nivel de provocación” lleva a que las cosas “se descontrolen”.
Hezbollah es parte de la coalición de gobierno que llevó a Saad Hariri al poder y, aunque éste último renunció, sigue en el cargo porque los partidos en el Parlamento no logran acordar una nueva coalición ni la designación de un nuevo primer ministro que lo reemplace.
Los cientos de miles de manifestantes que hace dos meses salen sistemáticamente a las calles para pedir un cambio real en el país, no solo de las políticas económicas, sino del reparto sectario del poder, han criticado a todos los liderazgos del régimen político actual, inclusive el de Hezbollah.
Según la agencia de noticias Al Jazeera, los manifestantes enmascarados atacaron a las fuerzas de seguridad en la capital libanesa para intentar llegar al campamento central de las protestas opositores.