A la hermana Yulis Jordán no le importó que en el barrio donde vive no hubiese transporte público. Junto a otras tres religiosas, “con mi bandera tricolor y encomendada a Dios, salí a la calle a atender el llamado del presidente Juan Guaidó”, dijo a Télam.
“Estamos en el peor de los mundos los venezolanos y camino junto a mis hermanas de religión porque Venezuela no nos puede ser indiferente”, subrayó.
Jordán explicó que caminó unos cuatro kilómetros desde la casa de la orden de las hermanas franciscanas, donde reside, para unirse, en el norte de Caracas, a uno de los puntos de la concentración convocada por el líder antichavista.
“Él (Guaidó) es un valiente junto con Leopoldo (López), se atrevió a desafiar a Maduro ayer; nadie pensaría que esos muchachos harían algo tan arriesgado por el país, así que no puedo dejar de apoyarlo”, se entusiasmó.
Una de las religiosas que acompañaban a Jordán advirtió: “El hambre está matando a la gente, incluso a los que apoyan a Maduro. Acá nadie se salva, todos pasamos hambre y necesidad. A nuestra congregación la gente va a pedir comida todos los días, compartimos lo que podemos.”
A metros de la concentración opositora está el Ministerio de Energía Eléctrica. En su entrada principal había reunión de empleados públicos que se alistaban para salir a la marcha oficialista convocada por Maduro para celebrar el Día del Trabajador.
“Con Maduro hasta la muerte, fuera el imperio americano de Venezuela”, decía una enorme pancarta instalada en la entrada, mientras algunos manifestantes llegaban en ómnibus desde los estados Falcón y Aragua, y eran recibidos con música y comida.
“Claro que hay que alimentarse y aguantar el sol de Caracas; estoy contenta con la instalación de los puntos de hidratación y con la comida que nos dan, vengo desde Falcón y estuve viajando toda la madrugada junto a mis compañeros de lucha”, contó Candelaria Martínez, empleada del Ministerio.
“Mi ilusión es ver a Nicolás (Maduro) y decirle que si los gringos invaden Venezuela, muchos saldremos en defensa de la revolución”, agregó, y aseguró: “No me pagaron nada, solo el transporte y la comida. Apenas Nicolás termine de hablar, me regreso a mi ciudad, Coro.”