Un día después de haber sellado el pacto que desactivó la aplicación de aranceles estadounidenses al ingreso de productos mexicanos, los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de México, Andrés Manuel López Obrador, celebraron el acercamiento, aunque advirtieron sobre las consecuencias de un eventual incumplimiento del acuerdo bilateral.
“No levanto un puño cerrado, sino una mano abierta y franca. Reiteramos la disposición a la amistad, el diálogo y la colaboración” declaró el mandatario mexicano durante un acto en la ciudad fronteriza de Tijuana.
Allí, rodeado de los principales miembros del Ejecutivo, representantes del Congreso mexicano y la totalidad de los 32 gobernadores del país, que expresó un fuerte respaldo al líder del Movimiento de Regeneración Nacional, Obrador habló públicamente sobre el acuerdo con el país vecino.
“Como jefe y representante del Estado mexicano, no puedo permitir a nadie que se atente contra la economía de nuestro país” dijo sobre la amenaza estadounidense, ahora desactivada, de aplicar fuertes aranceles a los productos mexicano como represalia a la supuesta falta de compromiso para frenar el ingreso del migrantes a Estados Unidos.