Los sindicatos franceses desafiarán nuevamente hoy en las calles al jefe del estado, Emmanuel Macron, en el décimo tercer día consecutivo de huelga de transportes contra la reforma de las pensiones, con el fin de influir en las negociaciones con el Gobierno.
Esta jornada de manifestaciones, en víspera de los feriados de Navidad que podrían verse perturbadas por los paros, servirá para medir la capacidad de movilización de las centrales sindicales y se comparará sobre todo con la primera del 5 de diciembre, cuando se manifestaron entre 800.000 -según la policía- y 1,5 millones -según las centrales-.
La Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), la central obrera más importante del país, defiende la parte de la reforma que supone la unificación de los 42 regímenes de pensiones actuales (y la desaparición de los regímenes especiales con privilegios) en un solo sistema por puntos universal.
Pero su secretario general y hombre clave en la futura negociación que se abre mañana, Laurent Berger, insiste en su “no” tajante a la llamada “edad de equilibrio” para compensar el sistema desde el punto de vista financiero, que en la práctica supondría elevar la edad de jubilación de los 62 años actuales a 64 en 2027.
En una entrevista al diario La Croix, Berger consideró que “hay otras soluciones de corto plazo”, entre ellas una suba de las cotizaciones o recurrir al fondo de reserva de las pensiones.
Al frente de la principal manifestación, que se desarrollará en París desde las 13.30 locales (9.30 de Argentina) entre las plazas de la República y de la Nación, estarán los sindicatos que exigen la anulación del proyecto, empezando por la Confederación General del Trabajo (CGT), que amenaza con prolongar la protesta hasta la Navidad.
En el país sólo circula una cuarta parte de los trenes de alta velocidad (TGV), un 20% de los cercanías de París, un 30% de los regionales o la cuarta parte de los que habitualmente conectan Francia con España.
La situación también es crítica en el transporte metropolitano, con ocho líneas de metro totalmente cerradas, las dos automáticas (la 1 y la 14) con servicio normal, y el resto con muy pocos trenes, y limitados a las horas punta (entre 6.30 y 9.30 por la mañana y entre 16.30 y 19.30 por la tarde).
Las compañías aéreas redujeron un 20 % su programa de vuelos por el paro de controladores.
Además del transporte, la huelga también afecta a la educación, con clases y escuelas cerradas y la torre Eiffel igualmente clausurada para los turistas por el paro de su personal.